jueves, 24 de noviembre de 2011

Historia de España, o cómo triunfó la mediocridad

Mientras me siento a escribir aquí, el colmillo me está goteando veneno, así que me dispongo a darle a la tecla con la esperanza de que alguien lea, y comprenda, la denuncia sorda que hago contra esta perra España.

El otro día, por ejemplo. Estaba yo en cada de un amigo, cuando recibimos un correo electrónico (sí, eso que las supermodernas y anglófilas empresas se empeñan en llamar 'e-mail'), en el que se narraba una variante española de la historia de la hormiga y la cigarra, la cual cuento a continuación:
En España, la hormiga trabaja en verano para tener qué comer durante el invierno, mientras la cigarra vive la vida. Cuando llega el invierno, la hormiga vive del fruto de su trabajo, pero la cigarra, que no tiene nada, convoca una rueda de prensa para preguntar por qué ella no tiene cominda, y la hormiga sí. Rápidamente, se crean organizaciones y plataformas de defensa del colectivo discriminado de las cigarras, hay manifestaciones en la puerta de la casa de la hormiga, y esta última, debido a la presión social y a los medios de comunicación, tiene que emigrar al extranjero. Ahora, la antigua casa de la hormiga será la sede de la PDC (Plataforma de Defensa de las Cigarras), y servirá como casa de acogida para las cigarras desfavorecidas. Por cierto, y para terminar, la hormiga murió en Suiza, a causa de una sobredosis.

Después de leer el mesaje, te quedas pensando. A qué extremos estamos llegando, murmuras primero entre dientes. A qué jodidos extremos estamos llegando, repites en voz alta después.
Porque hoy en día se puede dudar de muchas cosas, pero no de que ese correo (maldito correo, piensas ahora, que te ha abierto los ojos) tiene miles de hermanos en la vida real. Es como si alguien te estuviera contando, en forma de fábula, la mediocre y triste historia de España en el último siglo.

Así es España, país en el que el 90% de la gente se beneficia del trabajo y sacrificio del 10% restante, en el que el 90% de los trabajadores no ascienden por métiros propios, sino por enchufismo o por el tamaño de sus tetas (véase el reciente fichaje de Pilar Rubio y Sara Carbonero por Telecinco... Es curioso, estoy seguro de que hay mejores periodistas y presentadoras que ellas a puñados, ¿por qué las habrán fichado entonces? Que alguien me lo explique) Cada vez que salgo a la calle, y veo que aquí prima más que seas rubia o morena, o que seas el hijo del senador Mengano, a la hora de encontrar un trabajo, que tu propia valía personal, me avergüenzo de pertenecer a esta perra España.
La pregunta es la siguiente: ¿Qué ocurrirá cuando ese 10% se niegue a seguir sacando las castañas del fuego a los demás?
No quiero ni pensar lo que ocurriría, pero, para terminar, quiero mandar un mensaje a ese 90% que vive de la mediocridad y se aprovecha del trabajo ajeno.
Quiero deciros que no me cojeréis vivo, hijos de puta. Antes que trabajar para vosotros, me exiliaré en Francia o Alemania. O me pego un tiro. Hijos de la gran puta.






PD: Dios, ni me acordaba de este texto ya... Aún así, creo que es más actual que nunca, así que lo he desempolvado un poco, y aquí lo tenéis.

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